

Percibir las emociones; lo primero, es poder comprender las emociones que se perciben con precisión. Para ello hay que entender tanto las señales verbales como las no verbales.

Razonamiento emocional; consiste en utilizar las emociones para suscitar un pensamiento y con ello una actividad cognitiva.

Comprender las emociones; conocer el significado, de dónde provienen y qué quieren expresar, las emociones que estamos teniendo o que sienten las personas que nos rodean.

Manejo de las emociones; es quizá el factor más clave y poderoso. Regular las emociones para poder manejarlas y responder de manera apropiada.


La Inteligencia emocional en la familia.
La educación con inteligencia emocional, no solo va a traer grandes beneficios al niño/niña durante su vida, si no que sin ninguna duda tendrá grandes ventajas para los padres, ya que mejorará el funcionamiento de la familia y traerá grandes alegrías a la misma.
Una familia con inteligencia emocional, hará que sus miembros no se sientan juzgados, si no comprendidos, se apoyarán los unos a los otros, serán capaces de expresar sus emociones, de comprender las del otro y se respirará un clima de bienestar, cariño y confianza, importantísimo para el desarrollo de la vida del menor.
“Hay dos legados perdurables que podemos transmitir a nuestros hijos; uno, raíces; otro, alas¨
Hodding Carter

La influencia de los padres
Podríamos escribir más de un libro sobre la influencia que tienen los padres en la manera de ser y en las relaciones que tiene su hijo tanto con el mismo como con los demás.
Ser buen padre, consiste en llegar a tener un equilibrio entre una libertad para el desarrollo de la persona, como en saber mostrarle de la manera más adecuada cómo manejar esa “independencia necesaria”. Tus decisiones pueden cambiar y marcar su futuro. Recuerda que en sus primeros años, siempre te está “mirando” y como actúes será de vital importancia ya que irá sacando conclusiones de cómo funciona el mundo y de cómo debe actuar.
Antes de que nuestro hijo nazca, ya nos encontramos con que hemos formado unas ideas sobre las características que va a tener, ya tenemos unas expectativas que se incrementan el día que nace y empieza a formar parte de la familia. Por lo tanto, nuestro estado emocional influirá de manera directa en nuestro hijo.

Mucho ante de que empiece a hablar, andar…ya se fija y “siente” otros canales que influyen que no son solo el lenguaje. Nuestra manera de movernos, nuestro todo de voz, nuestros gestos…a través de todo esto entenderá nuestras preferencias, nuestros miedos, nuestras preocupaciones…
Pero todavía resulta más importante cuando entra el lenguaje a la vida diaria. Es fundamental analizar lo que le decimos a nuestros hijos y cómo se lo decimos porque puede tener mucha influencia en su manera de desarrollarse personal y emocionalmente. Si le decimos por ejemplo “que malo eres, que mal te portas, pareces tonto…” el menor piensa, que la persona o personas más importante de su vida, le ven así, y que, por lo tanto, Él es así, y eso condiciona muchísimo su crecimiento en positivo. Piensa que seguramente tu hijo/a querrá parecerse a ti, así que intentará ser un reflejo de lo que quieres que sea ya que tus conductas y tus reacciones serán su modelo a seguir y le influirá en su relación con los demás. Se consecuente, hago lo que digo y digo lo que siento.

Beneficios del desarrollo de la inteligencia emocional en los niños
En los primeros años de vida de nuestros hijos, su cerebro tiene más plasticidad, por lo que esta etapa es especialmente importante para el aprendizaje tanto cognitivo como emocional.
Cada vez hay mas padres y educadores que conocen la importancia que tiene para una vida completa del menor, no solo desarrollar el intelecto y valorar el conocido cociente intelectual, si no qué, para asegurar el éxito se debe tener en cuenta la inteligencia emocional y proporcionar a los niños un tiempo en el que, a base de juegos y técnicas se les enseñe a identificar y expresar sus emociones, para ir incorporando recursos, que pueda utilizar en las situaciones que surjan en su vida cotidiana.
Aunque sea algo más desconocido, el manejo de las emociones, influye de manera positiva en la capacidad reflexiva y el mantenimiento de la atención logrando una mejora del rendimiento escolar. Enseñar a los niños a reconocer sus emociones, hace que se conozcan mejor y puedan aprender a automotivarse.
A medida que el niño crece, las relaciones se vuelven más amplias y más complejas con los demás por lo que su capacidad emocional adquiere cada vez más importancia y tener adquiridas habilidades para la misma le ayudará enormemente en su desarrollo vital y tendrá relaciones sociales mucho más satisfactorias.

Evaluación de la inteligencia emocional en los niños
Lo primero que debemos conocer y controlar es nuestra autoevaluación, es decir, que para poder medir la inteligencia emocional que tienen nuestros hijos debemos conocer la nuestra. Es muy importante no olvidar esto, de nada sirve intentar ayudar a nuestros hijos a saber controlar y manejar sus sentimientos y emociones, si nosotros no somos capaces.
Una vez superado eso, existen varios sistemas para medir la inteligencia emocional en los menores. Por ejemplo, un sistema muy efectivo es el Test de Mesquite, en este test al niño se le realizan una serie de preguntas, dispone de tres o cuatro respuestas y dependiendo de lo que conteste irá obteniendo una puntuación que calificará su nivel de inteligencia emocional.
Por otro lado, la Fundación Botín ha logrado crear dos Test que también se utilizan para medir la inteligencia emocional, El Test de Inteligencia Emocional de la Fundación Botín para la Infancia (TIEFBI) y el Test de Inteligencia Emocional de la Fundación Botín para Adolescentes (TIEFBA), estos dos instrumentos evalúan la capacidad de los niños para poner en marcha sus cualidades emocionales y la resolución de problemas en sus relaciones.
Otro test muy interesante para evaluar la inteligencia emocional de los niños es el test del árbol creado por el psicólogo británico Pip Wilson, y dónde podremos valorar la situación emocional de nuestros hijos dependiendo de el número que elija y el número al que quiere llegar a ser.

Inteligencia Emocional en niños de 0 a 6 años
¨Un aumento del vocabulario- emocional de los niños genera beneficios en todas las competencias socio- emocionales”
Qué queremos decir con esto, que debemos comunicarnos con nuestros hijos. Tendrán días más tristes, días más alegres, días más comunicativos… tenemos que saber identificar esos sentimientos y empatizar con ellos. Muchas veces solo debemos abrazarles, otras, preguntarles qué les está pasando…pero que siempre se sientan importantes para nosotros. En sus primeros años sentarán las bases de su inteligencia emocional, y deben sentirse libres de “sentir”, al igual que aprenden a andar, saltar, hablar…debe ser una cualidad más que valoremos en su crecimiento.

Por ejemplo, en este caso que son tan pequeños, podemos analizar un sentimiento básico, el enfado. La manera más natural de expresarlo, consiste en responder de manera agresiva, es la respuesta intuitiva ante una amenaza. Sin embargo, responder de manera agresiva a una amenaza no es algo sano, es importante desde los primeros años de nuestro hijo, enseñarle formas saludables de controlar su ira. Ya sea intentar hablar con él, dar un paseo, distraerle del sentimiento…contarle un cuento para enseñarle que existen otras alternativas…pero ante todo evitar que esa sea su respuesta para “salirse con la suya”, ya que, si no, no aprenderá otro camino.

Inteligencia emocional en los niños a partir de 6 años
A partir de este momento es, donde verdaderamente, empieza a adquirir una gran importancia el desarrollo emocional de nuestros hijos, y son años cruciales para el resto de su vida. La Inteligencia emocional se convierte en una tarea educativa de la familia si queremos que nuestro hijo aumente su bienestar personal y social y sea una persona más feliz.
Para ello debemos de tener en cuenta varios aspectos, como son, potenciar su autoestima, debe saber que puede descubrir cosas nuevas, pero que dispone de un hogar y una familia a la que volver, en la que se debe sentir seguro.
Tendremos también que aprender a decir NO, gran parte de la enseñanza correcta es marcar ciertos límites para que aprenda, que no va a conseguir todo lo que quiere.
Tenemos que hablar con nuestro hijo de emociones, debe aprender a canalizarlas, entenderlas y saber comunicarlas de manera correcta.
En resumen, enseñar al niño/a a que se adapte a las distintas situaciones a las que deberá enfrentarse, teniendo un comportamiento emocional regulado, para que sea el mismo, el que con el tiempo desarrolle ese autocontrol.

Actividades para desarrollar la intenligencia emocional en los niños
¿Qué tipo de actividades o ejercicios podemos realizar con nuestro hijo para mejorar su inteligencia emocional?
La música, podemos elegir piezas musicales que le generen tranquilidad, que le generen alegría…podremos cantar y bailar con ellos…Es una actividad que libera sus sentimientos y genera un gran bienestar en los niños y una unión con la persona o personas con las que lo practican.
Los cuentos, los cuentos sin duda son la mejor herramienta de la que disponemos para desarrollar su inteligencia emocional, hay miles de historias que podrás contarle, pero no olvides luego mantener una conversación sobre qué sensaciones le han producido y realizar un análisis de sus sentimientos.
Y sobre todo la comunicación, habla con tu hijo y escucha lo que necesita contarte, empezarás a descubrir a esa personita que está a tu lado.

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